“Por lo regular no tengo suerte para esto”. Esa es la forma
sencilla de decir que la escritura aún no se me da tan bien como yo quisiera. Y
parece que la he tenido, porque esto está siendo trasladado del grafito a los
bites para ser publicado.
Es dolorosa y tardada la escritura a mano,ahora tan poco
practicada, las ideas llegan al ritmo del grafito,así no se puede elegir. Necesito más concentración, porque viví los
primeros diez años de mi vida (a la fecha la mitad) sin computadoras, supongo
que estoy entrenado para tener más llena la sesera frente a la hoja en
blanco que frente a las formas cuasi-futuristas del teclado.
Me gusta pensar que en estos momentos soy valiente, tengo
galletitas dulces y cerveza amarga y curiosamente –porque casi siempre lo odio-
mis ventanas están abiertas y con las cortinas alzadas, en un costado siento el vientecillo
de la noche y todo indica que mañana será un día agitado. He arreglado un poco
el cuarto porque mañana tendré unas visitas desagradables; y pasé casi cinco
minutos acomodando mi almohada con una funda nueva y limpia, hacía un par de
meses que no la cambiaba, me empeñé en lograr que tuviera forma, una forma
conocida y nombrable como un rectángulo, pensando que así sería más cómodo, o
feliz, o seguro. Al final no conseguí
más que una figura deforme, molesta aunque natural en muchas especies de
almohada.
Cabreado lancé esa cosa incomoda a una esquina de la cama y me pase a mi sillita a seguir escribiendo, preguntándome en dónde estarán la libertad y la hombría de un sujeto incapaz de dormir sin chistar sobre una almohada deforme. Y hablando de escritura y cosas que se hacen en la cama, creo que al fin he encontrado mi versión personal de esa analogía que a tantos escritores les gusta hacer:
La escritura es como
la masturbación: Principalmente es un acto solitario, lo mismo se escribe
por egocentrismo que por soledad. Para mí la escritura y las pajas son el grito
nocturno de la locura incendiaria, la destrucción interna de quien no puede
destruir su realidad, pero que termina en una epifanía explosiva y chorreante,
que hace valer la pena el esfuerzo del momento y una parte minúscula de la
mierda cotidiana de los días.
Pero mientras el placer cegador de una paja bien hecha es
pasajero, las palabras permanecen; a mi me importa un carajo si quienes
escriben tiene o no tiene un deber especifico frente al mundo, pero creo que lo
menos que podemos hacer es procurar que lo que dejamos en la pagina no nos
asquee al poco tiempo de haberlo escrito, quizá un par de años. ¿Quién puede
escribir con sentimientos reales algo que no ama?¿Quien que no ame sus
genitales puede dedicarse a la dulce masturbación?
En un lapso de 24 horas acabo de perder para siempre un
poema y un cuento, primero fue el cuento, cuando estaba a punto de terminarlo
oprimí son darme cuenta una combinación cabalística de teclas que lo mandó al
carajo. Mas tarde intenté de nuevo, tenía lo que parecía el inicio de un buen
poema, decía que mientras mas cansado estoy escribo de manera mas estúpida.
Cansado y estupidizado salí sin guardar nada y aquellas palabras
desaparecieron. Volver a hacer todo sería demasiado. Confiamos demasiado en las maquinas, ahora mismo mucho de
nuestro trabajo y existencia descansan sobre una mente mecánica y si algunos no
creemos ni en el alma humana ¿Cómo confiar en la mente artificial?
No se si debo aceptar mis intentos patéticos de inmortalidad
como algo humano o elegir una vida vacía
sin preguntas sobre mi existencia banal y aleatoria. Pierdo de vista el valor
de la vida porque todo está dirigido a
la nada. Realmente nadie teme a la muerte, la madre de todos los terrores es la
nada.
Yo la escritura la veo más como un vómito, porque placer nunca obtengo ninguno.
ResponderEliminarBueno, son parecidos los sentidos, de todos modos uno explota. jeje
ResponderEliminarsaludos