miércoles, 9 de julio de 2014

Apunte de celular #1 "aqui los salvajes son ellos"



1.-Camino junto a la combi, voy de negro y hace un calor muy del diablo; entro y digo "buenos dias" -soy un buen muchacho, he saludado a esos pasajeros de mierdecilla- pero no hay respuesta, en cambio soy mirado con desprecio, como con asco por esos abuelos del fondo de la camioneta.No escucho de lo que hablan, pero se mueven con un aire de madurez y superioridad. Son gente con clase, pero se disfrazan de pobres para poder disfrutar la aventura de un viaje en combi con los parias. Tienen a una niña entre ellos, ella tendrá tres o cuatro años y come gomitas de grenetina en forma de serpientes de colores, de esas que nunca me gustaron. Sospecho ligeramente que los abuelos son amantes -que asco- Me miran intensamente como quien mira una exumacion hecha antes de tiempo.

La  niña es muy pacifica, no me mira, no berrea como posesa por demonios que la violan desde dentro. Se dedica conciensudamente a comer sus gomitas de serpiente, sin pensar siquiera en su quinseañera madre. Yo no entiendo porque es tan molesto recibir miradas como las que obtengo del par de ancianos, pero creo que es porque ellos tambien me dan asco a mi.


En cierta forma yo soy una persona desagradable y asquerosa, me gusta urgar en todos los orificios que tengo por encima del ombligo, incluido el ombligo, me corto las uñas de los pies en promedio una vez al mes, de hecho ahora mismo están muy largas (no me importa porque casi nadie las mira nunca) mis calcetines solo son par en las ocaciones de gala, pero no si no hay garantía de quitarme los zapatos ese día.

Me arranco las costras de las heridas y los vellos de los lunares cada que tengo oportunidad. Me encanta dejar juntar mugre en mi cuero cabelludo y quitar montoncitos de caspa solidificada raspandola con mi uña (quien lo ha intentado sabe que es un gran logro extraer un terron de mugre sin romperlo). Y puedo seguir un rato mas, pero tambien conservo algunas costumbres refinadas. Es por eso que nunca en la puta vida, ni siquiera si se trata de mi hija comiendo arañas, nunca me atrevería a meter mis dedos sucios en el hocico de una fierecilla para sacarle comida de entre los dientes con esas uñas que corto tan poco. Y eso es justamente lo que está haciendo la abuela de la niñita comelombrices.

A partir de este momento me siento mucho mejor. Aqui los salvajes son ellos. E imbeciles, los buenos farsantes no caen tan pronto.




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