lunes, 30 de junio de 2014

Sobre mujeres y leche

Me levanto con una sensación como de nauseas, ojala fuera de cruda, mas bien creo que algo que comí me calló pesado. Esta mañana he aprendido que después de cierta hora es mala idea tomar una siesta. Después de las seis ni ouijas ni siestas.

Mi siesta la tome mas o menos de siete a nueve de la noche y después mate el tiempo hasta las dos y trate de dormir, pero no lo logre hasta las cuatro.

Y hoy tuve que salir por la leche. Admiren todos al zombie mal encarado que camina entre señoras aburridas y estudiantes que no se porque no estan ya en clase. Patético es el espectáculo, aunque a mi me hace sentir bien ser el único hombre no anciano que sale a comprar la leche que el gobierno vende tan barata. Todas las señoras me miran mal, jodido pueblito machista.

Llego al lugar, espero un poco en la fila y le extiendo mi tarjeta a la mujer en pijama que las recibe, con una fascinación extraña observo como una anciana de metro y medio lanza bolsas de dos litros de leche a las cajas en donde uno puede elegirlas. A simple vista esa mujer no parece aguantar un par de horas lanzando bolsas de dos litros. Pero eso hace. Y tiene puesto el gorrito de su chamarra, bajo el que hay una chalina con una esquina cubriendo su frente. La mujer tiene cara de odiosa y aire indefenso. Solo espero que las bolsas no se rompan.

De regreso en mi casa escribo una entrada sobre bolsas de leche y mujeres. (si solo dijera eso esto se vería mucho mas interesante) Y al terminarla pienso que eso no es escribir, que es algo sin importancia y que debería borrarlo.
 Pero no me importa.

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