domingo, 20 de abril de 2014

LA EXUMACION. Sesgo de disponibilidad. ( o sea que sigues tú)

La verdad es que yo no quería ir al panteón  pero la familia es muy importante. "si, si, muy importante, si..."

Antes de morir mi abuela dejo instrucciones claras de ser enterrada en el mismo panteón, en la misma tumba en que esta enterrada su madre. Hace unos diez años murió la esposa de uno de mis tíos y ocupó el lugar en el que mi abuela estaría. Entonces cuando mi abuela murió tuvieron que alquilar un lugar en el panteón.

"Tenga cerca de usted a sus seres queridos, siete años de descanso en nuestro Jardín Feliz, una rebanadita de eternidad"

Los siete años pasaron mucho mas rápido de lo que se supone que deben sentirse, nadie pensó en pagar otros siete años de renta para el cadáver, después de todo eran los designios de la abuela.

Llegamos al panteón en la mañana, todos tuvimos que esperar un rato a la entrada mientras los enterradores abrían el sepulcro y el asunto era una fiesta, la familia platicaba, hacia bromas de mala calidad mientras envuelta en su mortaja la abuela esperaba a ser sacada del subsuelo. Era como si las prendas pestilentes de la abuela colgaran sobre nosotros, ni su cadáver ni su persona figuraban en las platicas, pero estba mas presente que nunca. Una presencia enorme, un miedo aplastante, una angustia extraña que asfixia pero nada de esto viene de dentro del apestoso agujero que abrieron en la tierra sino de nuestros interiores. Nos importaba un carajo lo que pasaba con el fiambre que yacía en el fondo, el problema es que estábamos a punto de ver nuestro futuro  huesudo y desnudo.



Entre las malas bromas que se hacen la mas popular es acercarse a un familiar llamado Felipe y decirle "oye, dijiste que no vendrías" o algo por el estilo. La gracia está en que el esposo de la muerta, el abuelo Felipe se negó a aparecer en la exumacion porque "¿que tal si agarro una pinche infeccion" así que todos los mayores estaban cabreados y tristes, pero eso no debe verlo la abuela ¿verdad?Las bromas se fueron terminando cuando hubo que caminar cuesta arriba hacia el lugar en que estaba la tumba abierta.


 Parados entre tumbas y florecitas rodeamos el sepulcro, al contrario de lo que supuse no  habia olores putrefactos viciando el aire, al menos no cuando llegamos. Yo esperaba ver al enterrador diciendo algunas palabras antes de desaparecer en el agujero pero no hubo nada de eso, solo pregunta si estamos todos.
La familia enmudeció, primero vimos la mano del enterrador sacar un pedazo de tabla del ataúd, aun con algo de barniz, luego escuchamos un crujido cuando aquél rompe la tapa en dos para arrancarla de los clavos de las tablas laterales, luego salieron las tablas laterales, finalmente el hombre,posando los pies en dos tabiques que sobresalen dentro del sepulcro, toma en brazos la mortaja que cubre el cuerpo.

Malditas sean las mortajas plastificadas. La sabana de plastico manchada de un liquido viscoso ahora si desprendía un olorsillo putrefacto. (la intensidad es la misma con la que se puede percibir el olor a sangre en los calzones de una chica que menstrua parada a un lado) Lenta y seremoniosamente, yo diria que cagándose de miedo o de dolor o de una infección estomacal, el enterrador dejó reposar en el suelo su carga, la cara se le despeja como si los huesos le tensaran el trigemino. Entre dientes, como intentando que no lo escuchen a ver si así se salvaba preguntó si querían que pase a la caja la mortaja entera o solo los huesos. La mejor metiche de mis peores tías le ordena que pase solo los huesos.

Primero viene el cráneo, mucho mas pequeño de lo que lo recuerdo, sin mejillas, sin carne, pero con cabellos. Sin apartar la mirada espero no ver los ojos o lo que sea que pueda quedar en las cuencas, el cráneo me da la nuca, no tiene fisuras, hay una vertebra que no se ha desprendido.
Después sale una blusa, un sueater, una mano, restos de falda, una tibia y un zapato.
Todos estamos callados, los ojos apuntan como miras de francotirador a los restos que salen sin carne ni gusanos a mostrarse fuera del telón, Nekromantik no prepararía a nadie para lo que estamos viendo.

Entonces llega la mejor parte, la mas nauseabunda según yo, el enterrador jala un saco de piel delgada, resistente como pellejo de pollo rostizado, solo que de color café verdoso. ¿cuanto tarda la grasa en descomponerse? ¿es Biodegradable la grasa del cuerpo aun cuando viene de frituras freídas al petroleo? ¿Cada cuantos kilos es notorio un aumento de masa corporal a simple vista si ignoramos la caja torácica? ¿porque penes estoy haciéndome estas preguntas? ¿eso en mi estomago es hambre o nauseas?

No pude responderme nada mientras lentamente el torso de la abuela, giraba en las manos del enterrados, mostrando unas viseras que no se veían vacías del todo, aun habia restos de sistema digestivo ahí colgando y los pulmones podían verse claramente a través de las costillas delgadas.

Fue casi necrofilico el acto del enterrador de quitarles las medias a los huesos de las piernas de la abuela, unas medias que siempre le apretaron. El enterrador la acababa de librar de una condena eterna. Consideremos que la abuela viva usaba medias tan ajustadas que jamas se movían de su lugar, solo ahora que estan quitandolas de los huesos sabemos en realidad que tanto apretaban, porque sin carne o grasa esas medias siguieron estando demasiado ajustadas.

Al final la caja se cerró, el miedo de la familia se fue apagando aunque ahora todos ahí sabemos muy bien lo que nos espera. Pero somos demasiado idiotas, ni siquiera observándola tan profundamente logramos entender lo cercana que está la muerte, aun creemos que es un asunto mágico que llegara en la vejez. Nadie se imagina resbalando en el baño y cayendo con la nuca en la tasa, no imaginamos el metro descarrilándose, ni a un loco que nos lance a las vías, nadie piensa en todos los accidentes que puede haber en una cocina, en los asesinatos, en secuestros, temblores, balas perdidas, tejas asesinas y comida envenenada que se vende afuera del metro.
Porque si los ignoras, todos los males del mundo parecen no existir, así te sientes seguro y cómodo. Saluda al sesgo de disponibilidad...



3 comentarios:

  1. La muerte, ese último paso del ciclo consciente, que nos lleva a varios a temer en todo momento la pérdida de posibilidades de vivir nuevas experiencias. A muchos los enloquece el simple hecho de pensar que por inverosímiles circunstancias podrían estar muertos al instante siguiente, pero a muchos otros, la idea tan intensa de saber la posibilidad de alcanzar el mórbido placer del dolor agudo de una muerte sangrienta, deviene en una obsesión a la que dedican poemas, canciones o incluso novelas. Me gustó la nota, porque es una de tantas experiencias que se pueden tener con la muerte, pensado desde el sí mismo, ante las consideraciones de un presente, pasado y futuro. Sigue escribiendo.

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    1. Yo no se si busco el placer de la gran muerte (a la que hay que agregarle muchas muertes chiquitas de calentamiento) o si mas bien la tego muy presente como forma de asegurarme de que mis acciones son las mas adecuadas.Seguiré escribiendo. Saludos

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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