domingo, 11 de enero de 2015

Cruda al cuadrado. Cronica gonzo de un congreso



Hay un castigo reservado en las entrañas del infierno para los pendejos que osan a entrar en el sin ser dignos de tan maravilloso privilegio. Así como la borrachera provoca la cruda, la cruda tiene una trastienda para propinar buenas putizas a sus malos clientes.

Me recuerdo durmiendo incomodo en el suelo de un hotel, en una habitación con tres mujeres y dos hombres en la que no hubo ninguna orgia. Por la cortina entreabierta entra la luz cambiante de colores de una lámpara decorativa. Cierro los ojos para ver imágenes en blanco y negro de vírgenes desnudas no pornográficas, senos sin rostro, ojos sin boca, nalgas pequeñas y simpáticas saludándome al pasar. Para mejorar las alucinaciones abro los ojos periódicamente y me siento flotando- girando como en una embarcación. En un cerrar de ojos aparezco en un mercado cerca de mi casa intentando conquistar a una chica especialmente brillante que me pide que me esfuerce mucho mas por hacerla mía.El desfile nudista de partes desconocidas sigue y si no fuese por esas tetas esto sería uno de los sueños de Lovecraft, hay una pierna colgando del catre de mi amigo, su pulgar casi toca mi cara pero yo me siento solo, con el cuerpo presionando desde dentro como si el alma quisiera escapar del tetrapack que soy.

No logro calmarme, me siento solo. Preferiría tener miedo, no puedo dormir, me siento muy solo. Las alucinaciones de partes de cuerpos siguen sin aliviarme. De pronto abro los ojos y  veo como una chica virginal viene a mi caminando en las puntas de sus pies, no como una bailarina de ballet sino desprendiéndose del suelo como si el cielo la reclamase, solo la cubre una pantaleta roja y su cabello flota en el aire tras ella, toda la angustia se ha ido.Llega a mis brazos. No la beso ni la toco, solo la miro a los ojos cuando se acuclilla y me abraza como se hace con un herido en el campo de batalla, sus ojos me llenan de tanta paz que Buda chillaría de envidia. La paz me llena, se siente como un baño de leche tibia, la paz pronto me da nauseas y despierto en la habitación del hotel, con frió y esta vez con mucho miedo.



 Todos duermen y yo me quejo en las tinieblas, me calzo las botas, me levanto de la cama bufando y pateo con sigilo lo que encuentro para abrirme paso hasta el baño, enciendo la luz cuando he cerrado la puerta, me quiero ver en el espejo pero me da miedo que no haya nada ahí, así que orino de espalda a mi reflejo.Me sacudo la picha. .Salgo tambaleándome.Abro una botella de agua.Me la bebo de un trago.Las manos me tiemblan, si hablase me temblaría la voz.Busco una cerveza a tientas.No hay o no la encuentro. Regreso al suelo a mi cama improvisada. Al amanecer hasta las curvas sensuales de las sabanas en el suelo me dan ganas de llorar…

Durante el día anterior, después de comer, pasamos la tarde caminando por el centro de la ciudad, tan atontados y desubicados que parece que andamos en busca de mas mapas turísticos que mirar, también entramos a la catedral sin actitudes sacras de ningún tipo, siento la paz nauseabunda en mi interior mientras observo los vitrales de doce apóstoles en una cúpula. En otra sala de la catedral hay ocho hombres sentados en sillas separadas como confesionarios, la madera iluminada por una luz rojiza les da un aire ominoso. Me siento encerrado en una iglesia en la que caben al menos mil cabrones.
Comemos en un restaurante llamado  La chata, la arrachera y el guacamole prometen que me revivirán, aunque la verdad es que pierdo lucidez con la comida. Todos parecemos muy felices, algunos me miran con la expresión comprensiva que se le dedica a un enfermo mental. Mi amigo y yo llegamos al restaurante en un taxi que nos cobra demasiado y nos deja a unas calles del lugar deseado, pero a cambio nos cuenta historias de narcos y sicarios. Caminando por el centro todo parece muy surreal, tanto como que hay carruajes en colores pastel llevados por caballos mal alimentados con dueños que tampoco se ven tan bien nutridos.

La alberca helada del hotel tiene un potente poder resurrector sobe los cuerpos mio y de mi amigo, me despierto en la cama mas cómoda del mundo, los cierres de mis botas están casi jodidos por la forma en que me las quité, mi ultimo recuerdo de anoche soy yo mismo sentado en la tasa del baño, intentando cagar un poco mas mientras mis amigos me dan tragos de una botella de agua y me piden que vomite una y otra vez. Cuando el mas alto de ellos tiene la amabilidad de meter sus dedos a mi garganta para inducir mas vomito, respondo con una mordida y continuo tratando, palpando tan a fondo que creo que podría conseguir buenos favores en una cárcel con esta garganta que no vomita. Bebo tragos de agua e intento de nuevo hasta el punto en que noto que solo estoy devolviendo el agua que acabo de beber.

He preguntado a todos mis amigos por la ultima frase que dije antes de quedarme dormido, pero al parecer nadie me puso atención, se que fue algo como "no se porque las chicas bonitas..." y no tengo ni puta idea de lo que había antes ni de lo que hubo después de la frase, puedo ver mis manos sirviendo un vaso de ron con ginger ale casi a partes iguales, cuando me paro a tomar un vaso para prepararle un trago igual a mi amigo me creo muy astuto y tomo tambien una cerveza de encima del mini bar de la habitación,  como para asegurarme de que en ningún momento me quedaré sin bebida. Estoy somnoliento pero en el cuerpo (mi mente esta muy lejos) no tengo ninguna sensación de ebriedad, quizá llegué a la insensibilidad sin darme cuenta.

Antes de entrar a la habitación hablo con Eli recargado en el barandal del pasillo, no parece especialmente feliz de escuchar como fue que una noche mi novia se enredó con un estudiante de ingeniería que la beso y manoseo cuanto pudo. Y tampoco le interesa mucho esa parte en que cuento como aquel cabrón que le hizo extraviar su bolsa y la sedujo valiéndose de artimañas diabólicas fue recompensado (sin razón) por mi chica que lo dejó besar sus pechos y  se montó sobre el. Eli es muy amable en escucharme, me aconseja que disfrute la soledad tal como ella lo hace y me concentre en conseguir lo que quiero de la vida. Y lo dice muy convencida, como si ella tuviera un norte marcado en algún lado, le doy las gracias evitando cualquier sarcasmo porque estoy agradecido en verdad, aunque lo que me dice solo me hace sentir un poco mas de la chingada.

Son casi las tres de la mañana, pero junto a nuestro hotel hay un karaoke  de buen aspecto. Solo quedan dos mesas ocupadas, en una hay dos hombres con tres mujeres de sostén lleno y cabeza vacía, creo que no llegan a ser bonitas, en la otra hay unos doce compañeros de la facultad que beben wisky con ginger ale, pedimos lo mismo para nosotros, el servicio es casi inmediato. No me siento particularmente feliz,  parece que estoy muy introspectivo. Alguien grita "se nota quien es académico y quien es narco" cuando los tipos de la mesa de las mujeres medio llenas suben a berrear sus estúpidas canciones. Yo, que me siento muy jodido y casi acorralado decido que debo cantar "conductores suicidas" de Joaquin Sabina. Pero terminan corriéndonos del lugar aun con una botella cerrada de wisky mucho antes de que llegue mi turno. Puta madre.

Las calles de Guadalajara lucen bastante vacías después de las nueve o diez de la noche, salvo por los autos prácticamente no hay nadie. El bar al que llegamos termina llenandose mas de lo que yo esperaba ; el lugar se llama "la mutualista", intento hacer varios chistes sobre como los generos musicales "mutan" porque quienes tocan no se deciden entre cumbias y electrónica de los ochentas, e intentan tener pinta de rockeros alternativos pop tocándolo todo junto, pero mi broma nunca surte efecto.
Pedimos cubetas de cerveza a un mesero que tarda demasiado y que es bastante tacaño con las botanas. Las botanas se acaban pronto y el viejo con la playera agujerada tampoco esta trayendo mas cerveza, parece que nos hemos bebido toda la del lugar. Llevo varias cervezas cuando me animo a bailar salsa o algo así con una compañera, pero lo hago muy mal y no me parece divertido, pronto le digo que tengo que ir al baño. Orino y regreso a mi asiento sin decirle nada. Los demás siguen bailando y yo cometo el error de no platicar a fondo con una chica que ha sido mi compañía por chat durante algunas madrugadas horribles. Finalmente salimos en busca de un lugar mejor. Al final decidimos regresar al hotel.

Todo el tiempo tengo la sensación de que nada al rededor sucede a causa mía, ni siquiera las cosas que yo provoco. Los sucesos que alguna vez me hubiesen hecho tremendamente feliz ahora solo pasan de largo, como mis dos amigos y yo tratando de meter veinticuatro botellas de cerveza en una mochila mediana para pasar desapercibidos por la recepción del hotel. Ya en la habitación somos invitados por chicos de otro grupo a jugar con ellos en una habitación del mismo pasillo que la nuestra, somos siete pero solo dos chicas y yo aceptamos la invitación. Llegamos y nos asignan equipos, el juego se trata de adivinar nombres de películas viendo a un miembro de nuestro equipo hacer señas. No es muy divertido  pero entretiene. Voy bebiendo cervezas , hasta que nos aburrimos o creemos que es muy tarde y regresamos a una de nuestras habitaciones.
Las cuatro chicas que duermen en esa habitación estan sentadas en sus almohadas e imagino que podría estar mirándolas en una pantalla gigante desde una cámara oculta en la pared, así de distanciado me siento. Mis dos amigos estan sentados en el sillón y yo me desparramo en la única silla reclinable de la habitación pensando que tengo buena pinta y poniéndome las manos detrás de la cabeza a cada rato. De alguna manera terminamos hablando de nuestras relaciones actuales y pasadas, el tema no me sienta nada bien, solo hace que me sienta mas y mas mierdoso. Un poco mas distanciado tambien. Me preguntan porque sigo en una relación con una chica que me quitó todo lo que tenía y lo que era para convertirme en lo que ella quiere.(como si no supiera que no somos sino nuestro pasado) No se que contestar, pero bebo mas cerveza y me comporto como si pudiera mantener la mente despejada y feliz. Una por una y como insinuando que es hora de que nos vayamos al carajo, las chicas van quedándose dormidas entre las sabanas o levantándose para ponerse la pijama en el baño. Al final todas estan metidas en las camas y la platica decae. Nos largamos.
Aun me quedo un par de horas platicando y fumando con un amigo antes de irme a dormir.

Ahora el congreso ha terminado, hace un par de meses desde aquello , recuerdo haber hecho una presentación sobre un experimento en memoria y ver algunas mas bastante interesantes, pero la verdad es que viendo las salas medio vacías ,me pareció que la razón de estar ahí no era precisamente la ciencia.
El regreso a la realidad es bastante crudo, la rutina pesa el doble cuando se suspende y se reinicia abruptamente, tengo  sueño y siento que estaré así para siempre. No puedo pensar con claridad. Hace unos meses tenía ganas de hacer un experimento conmigo mismo en el que me metiera lentamente a una vida dominada por las redes sociales, publicando cada pendejada que hiciera todos los días y subiendo a Internet imágenes de mi comida o mis amigos y momentos felices. Hasta pensé en entrar a dos o tres redes sociales mas, para volverme un verdadero idiota, registrar mis cambios de comportamiento y forma de pensar. Y finalmente emprender el camino de regreso fuera de las redes sociales, a una vida algo mas natural. Pero no comencé nunca con aquello porque pensé que de la estupidez puede que no haya regreso, un cambio así podría trastornarme para siempre.
Pero ahora sin experimento ni razón directa creo  que en algún momento y sin que yo me diera cuenta algo cambio para mal en mi.

Mi prueba mas solida de que tengo razón es que he dejado de preguntarme eso que tanto me interesaba. No veo necesidad de buscar el significado de la existencia, ni de esfuerzos y sufrimientos. El heroísmo es una ilusión momentánea. Los héroes que no son recordados por su muerte y los santos que no son mártires definitivamente siguieron cagando después de sus grandes obras y quizá hasta fueron un poco mas culeros de lo habitual. Sería mojigato decir que mi insignificancia ante el universo es la razón para que las cosas hayan ido valiendome verga paulatina y profundamente. La versión honesta de mi historia es que si fuera así me habría volado los sesos del aburrimiento o hubiera agarrado un tenedor entre los dientes, con la lengua bien pegada al mango para introducir dos puntas en una conexión eléctrica. Pero en lugar de buscar el dolor y la autodestrucción o de dedicarme por completo al hedonismo hasta transformarme en un simio que no sirve mas que para recibir placer y que por lo tanto termina en la ruina pronto, soy un marica medias-tintas.

La nueva gran pregunta frecuente que me formulo es a la vez interrogante y respuesta ¿por fin me volví estúpido? No puedo pensar con claridad, todo es como estar soñando y de lo que mas tengo ganas por estos meses es de aparecer de repente en el baño de algún hotel (ni siquiera pienso en que este limpio) desnudo por completo, encorvado en el suelo como una rana. Quiero sentir latigazos de agua helada en mi espalda mientras en mi posición de rana alucinógena que se lame a si misma, vomito flemas negras y gigantes como coágulos de menstruación, quiero sentirlos raspar mi garganta y que toda la mierda en mi interior haya sido solo efecto de una droga mal diseñada. Ni una orgía me parece ten atractiva como la idea de expulsar entre lagrimas el ultimo coagulo de esa mierda  y sentir como la realidad regresa a mi, como si cada centímetro del universo estuviese quieto y pudiese realmente tocar superficies lisas, tan duras que ninguna geometría chistosa las pudiese deformar.


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